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Postgrados y Educación Continua

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Miércoles 15 de Noviembre de 2023

Día del Fonoaudiólogo: ¿cómo se ve la profesión hoy?

Cada 22 de noviembre, se celebra el Día del Fonoaudiólogo para conmemorar un hito que se vivió hace 51 años en nuestro país, dado que este día se reabrió la carrera en la Universidad de Chile tras dos años de receso debido al complicado contexto político que se vívia en ese momento. 

Por lo mismo, Bernardita Caracci, directora del Diplomado en Deglutología Pediátrica y Neonatal, nos entregó su opinión sobre: ¿Cómo ha evolucionado la profesión de fonoaudiólogo a lo largo de los años? y ¿cuáles son los principales desafíos a los que se enfrentan en la actualidad?

¡Lee que nos comentó!

La Fonoaudiología es una profesión que no tiene muchos años de evolución en Chile, comparado con otras profesiones. Cumplió 50 años el año pasado, y en ese tiempo ha ido experimentando transformaciones que responden a los cambios de nuestra sociedad y a las necesidades que han surgido a partir de estos cambios. Por otro lado, el acceso a nuevas tecnologías y el poder retroalimentarse con los avances alcanzados en otros países ha influido en su desarrollo.

Así, por ejemplo, en lo que respecta a las clásicas estrategias de intervención, en la que el fonoaudiólogo trabajaba sentado en un escritorio con el paciente del otro lado, hemos visto que se proponen perspectivas de abordaje basadas en modelos socio-ecológicos, que implica considerar en las terapias mucho más que la relación terapeuta-paciente, incorpor también factores sociales y ambientales que están permanentemente influyendo, y que al considerarlos, permiten alcanzar los objetivos de manera más generalizada, impactando así de manera transversal en todas las dimensiones de la vida de los usuarios.

De la misma manera, la colaboración interdisciplinaria se ha vuelto cada vez más común, especialmente cuando se está frente a personas con trastornos complejos. El fonoaudiólogo trabaja muchas veces en conjunto con otros profesionales de la salud y/o rehabilitación (como terapeutas ocupacionales, kinesiólogos, psicólogos, nutricionistas, odontólogos), médicos de distintas especialidades, y profesionales del ámbito de la educación (como educadores y psicopedagogos).

Por otro lado, la integración de la tecnología ha permitido ampliar el ámbito de práctica, tanto con dispositivos más sofisticados (por ejemplo, en las áreas de audiología, deglución y voz), como con aplicaciones y software que sirven de apoyo tanto para evaluar como para realizar terapias, incorporando materiales digitalizados que son más llamativos y fácilmente ajustables a los intereses del usuario y a los objetivos de la terapia.

También, se ha impulsado fuertemente el ejercicio profesional con un enfoque basado en la evidencia, prestándose una mayor atención a la investigación científica y a la aplicación de prácticas respaldadas por datos empíricos. Esto ha ido permitiendo avalar el actuar fonoaudiológico en distintos ámbitos y demostrar la necesidad de su rol en áreas como la deglución. Hay muchos pendientes aún en lo que respecta a la investigación, sin embargo, cada día se ve un mayor interés de los profesionales en aportar desde esta perspectiva.

Dentro de los distintos campos de acción (la comunicación, la rehabilitación vestibular y la deglución/alimentación) se ha desarrollado una línea de trabajo con relación a la motricidad orofacial asociado a la estética, respondiendo así a una necesidad distinta a la que estaba habitualmente asociado.

Finalmente, el fonoaudiólogo además de intervenir en personas con trastornos asociados a su rol, ha incorporado una importante función en la prevención de alteraciones, trabajando en programas de detección temprana y educación para prevenir o mitigar problemas antes de que se compliquen.

En la actualidad, el fonoaudiólogo enfrenta varios desafíos que pueden ser analizados desde distintas perspectivas:

El primer punto es que está la diversidad de población y la multiculturalidad. En Chile actualmente contamos con adultos y niños que tienen una lengua materna distinta, por lo que es necesario considerar en las evaluaciones y terapias comunicativas el manejo del idioma. También es importante reconocer las diferencias culturales que pueden influir en el desempeño comunicativo y en la alimentación de los posibles usuarios. En segundo punto, está el envejecimiento de la población, que va de la mano con requerimientos propios de la edad y que implican una atención fonoaudiológica oportuna y especializada.

Otro desafío importante se asocia a mejorar la integración entre el rol del fonoaudiólogo en salud y en educación, lo que en parte se debe a que estos dos ámbitos de por sí están separados. Un fonoaudiólogo que trabaja en educación debiese tener una interrelación expedita con los distintos profesionales (incluido el fonoaudiólogo) que atienden a su usuario en el servicio de salud, de manera de estar en conocimiento de los exámenes y tratamientos que está recibiendo y así también poder integrar esa información a su terapia y retroalimentar igualmente a los otros profesionales para optimizar los avances del niño a nivel general.

Con relación al acceso a servicios de salud, el acceso al fonoaudiólogo aún es limitado. Si bien ha aumentado la conciencia del rol profesional, y la evidencia ha demostrado que su función es importante, no se han generado los suficientes puestos de trabajo para abordar de manera adecuada a la población que requiere atención. Esto hace también que en muchas partes el fonoaudiólogo debe asumir una alta carga de trabajo para poder satisfacer las necesidades que presentan los usuarios. Lo mismo ocurre en el ámbito de la educación, donde aún es necesario aumentar la dotación de profesionales para que la inclusión de niños con dificultades sea óptima.

Lo anterior deja en evidencia que aún es necesario un mayor desarrollo en el ámbito de la investigación, para generar más evidencia, y en lo que se refiere a políticas públicas que consideren al fonoaudiólogo en todos sus campos de acción.

Por último, los avances tecnológicos y la globalización hacen necesario que el fonoaudiólogo requiera una formación continua, para que se mantenga siempre actualizado y actúe siempre con responsabilidad, desde la evidencia, y con las mejores herramientas disponibles.

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