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A nivel país, durante los últimos años ha aumentado considerablemente la percepción de inseguridad. Y el transporte público no es la excepción: ya se perfila como uno de los principales inconvenientes a juicio de los usuarios.
Según un estudio realizado por la Facultad de Ingeniería de la Universidad de los Andes, la baja frecuencia de las micros es la razón más mencionada entre los factores de descontento con el servicio (37%). Pero le sigue la percepción sobre inseguridad, con un 35%, la cual afectaría sobre todo a mujeres y mayores de 55 años, al igual que a los grupos socioeconómicos D y E.
El escenario se profundiza al observar las cifras por zonas del país: en el norte, el 40% menciona la inseguridad como el problema número 1, mientras que en el centro y el sur llega al 33%.
El estudio analizó una muestra estratificada de 1.221 personas de Arica a Punta Arenas, de cinco grupos socioeconómicos, con un margen de error del 3% y un 95% de nivel de confianza.
Rodrigo Fernández, experto en transportes de la U. de los Andes, describe que el 55% de los encuestados evalúa con nota 4 y 5 (de 1 a 7) el transporte público, un 15% lo califica con 6 y un 11% con 3, que son resultados similares a los que publicó este semestre el Ministerio de Transportes.
Según el especialista Juan Carlos González, “obviamente que el transporte masivo presenta mayores interacciones con los riesgos de delincuencia que el transporte de baja ocupación, sobre todo en delitos comunes tipo hurto o acoso, que se perciben en la vida diaria y se conocen a través de redes sociales. Sería interesante conocer las tasas de denuncias o reclamos y compararlas con la cantidad de viajes diarios, donde seguramente el dato duro va a estar muy lejos de la mera percepción”.
Paraderos
La sensación de inseguridad también estaría ligada a la calidad de los paraderos, ya que un 43% encuentra que es regular, un 22% cree que es mala, un 18% dice que es buena y un 15% opina que es pésima. Solo un 2% encuentra óptimos estos lugares de espera.
Fernández asegura que el tema de la inseguridad es en “términos de robos y asaltos, y no tiene que ver con la seguridad de tránsito, sino que con la seguridad personal”. Y por eso postula que “a la gente le molestan, por ejemplo, los paraderos deteriorados”.
Por ello, dice, junto con aumentar la flota de micros, se debería contar con “paraderos bien diseñados, que incluyan lugares de espera amplios, con asientos cómodos, información clara, iluminación y protección del clima, al igual que los que se pueden observar en los países europeos”.
También afirma que se debería avanzar en alguna política de estandarización de las paradas: “En Santiago no hay un estándar definitivo, pero sí hay uno tipo. Cada municipalidad puede hacer sus propias intervenciones, y eso también ocurre en provincia. Entonces, sería muy bueno tener un modelo de paradero de alto estándar para todas partes de Chile, como suele ocurrir en otros países”, para que así también al cambiar de región las personas pudieran identificar fácilmente el transporte público.
En tanto, Alberto Escobar, gerente de movilidad del Automóvil Club, comenta que “hemos tomado conocimiento de personas que dicen que si están en el paradero las asaltan; entonces, prefieren esperar la micro entre paraderos, porque se han vuelto un lugar de asaltos”.
“Una solución sería poner un botón de pánico en las paradas, más que un teléfono. Un botón que funcione con rapidez en la reacción, y mejorar la iluminación no solo en el paradero, sino que en los alrededores”, propone.
*Fuente: El Mercurio
