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Postgrados y Educación Continua

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Lunes 16 de Octubre de 2023

Rector de la U. de los Andes, José Antonio Guzmán:“No veo espacio para que siga aumentando lagratuidad”

Se podría condonar la deuda educativa en forma focalizada. El país tiene que ser muy estratégico a la hora de fijar prioridades y cómo gastar los pocos recursos que tiene disponibles para la educación”.
Hay prioridades muy importantes en educación escolar que requieren especial atención del Estado, y recursos que son incluso más necesarios que los que puede requerir la educación superior”.

“Era todo un desafío hacer la oficina acá, pero el arquitecto se las arregló”, dice el rector de la Universidad de los Andes, José Antonio Guzmán, por la forma triangular de su espacio de trabajo. Tiene su escritorio, un sofá acompañado de un par de sitiales, y una pequeña mesa de reuniones que llena la esquina más angosta de la sala. En las repisas, libros, fotos y un chuncho del club U. de Chile que muestra orgulloso.

“Han sido años muy entretenidos”, reflexiona sobre la década que lleva a cargo de la institución, una experiencia que sumará cinco años más, tras haber sido reelegido para un tercer período, lo que lo convierte en la única máxima autoridad del plantel que completará 15 años.

“Una época de maduración, de incorporación de la clínica, que es un proyecto que ha sido un tremendo desafío por su envergadura, la cantidad de gente que emplea y el impacto económico que tiene sobre la universidad”.


—¿Cómo proyecta los próximos cinco años?
“El desafío es hacer mucha más actividad académica en la clínica, porque una cosa es tener una clínica, y otra es una clínica universitaria, que tiene que tener una cantidad de investigación y docencia muy importante, y eso hay que compatibilizarlo con la subsistencia financiera y el desarrollo del proyecto”.


La U. de los Andes ingresó al CRUCh en su período. ¿Qué evaluación hace hasta ahora?
“Ingresar era una forma importante de aportar a la discusión sobre educación superior, y también de crear redes más tupidas con otras universidades. Se han creado redes con muchas instituciones”.


Este año también pidieron integrarse a la Red G9 de universidades no estatales. ¿Eso sigue en curso?
“Efectivamente, es un tema que está latente, no se ha avanzado mucho. Nos parecía que esta universidad es privada, como lo son las del G9, pero sentimos que tiene vocación pública. Son conversaciones que han tomado su tiempo y no han avanzado. No hay plazos, es algo que está pendiente, pero yo creo que el CRUCh mismo es un lugar de encuentro muy importante, más importante que las agrupaciones que lo integran”.


¿Y qué le parece el debate por el uso de la palabra “público” en instituciones no estatales?
“Esas tensiones entre universidades estatales y no estatales del CRUCh estuvieron relacionadas al financiamiento, pero me parece que el tono que prevalece hoy es de mucha colaboración. Creo que son universidades privadas en cuanto a la propiedad, que no es del Estado, pero entregan bienes públicos tanto como las universidades estatales”.


¿Qué debiese ocurrir con la condonación de la deuda educativa del Gobierno?
“Valoro positivamente el Crédito con Aval del Estado (CAE), independientemente de que necesite correcciones y mejoras. Me gustaría que se modificara el sistema de crédito estatal, corrigiendo los problemas que hoy se ven, y después ayudando a las personas que están realmente en problemas. No creo ni soy partidario de una condonación universal, creo que sería injusta. Se podría condonar en forma focalizada, pero teniendo en cuenta que lo que se gasta aquí se deja de gastar en otras áreas”.


¿Cómo evalúa el alza en el costo de la gratuidad?
“El Estado tiene que aceptar a nuevas universidades que postulan y se encarece el modelo. La conclusión que saco es que no veo espacio para que se sigan aumentando los deciles que van a tener acceso a la gratuidad, porque es un plan que le cuesta muy caro al sistema de educación superior, y hay otras prioridades que son más importantes. Hay que buscar otros mecanismos de ayuda y financiamiento a las personas que están en deciles superiores. En ese sentido, creo que el CAE perfeccionado es un mecanismo que hay que mantener”.


¿Nunca evaluaron integrarse a la gratuidad?
“Lo consideramos seriamente en su momento, y lo descartamos porque vimos que siempre iba a haber una brecha entre el arancel regulado (que paga el Mineduc por alumno) y los costos reales de educación. Y era una brecha que iba a ser muy difícil de cerrar, que podía provocar un desfinanciamiento crónico de la universidad, cosa que en algunas partes se ha dado. Nosotros optamos por mejorar nuestra política de becas”.


¿Qué mirada hace del escenario financiero del sistema de educación superior?
“Hay una serie de instituciones de educación superior que están en problemas, lo que ha captado la atención de la Superintendencia, y creo que es sano que la Superintendencia y el sistema universitario tengan capacidad de cerrar proyectos que no cumplen con los estándares de calidad o legales que el país necesita. Cerrar malos proyectos, y al mismo tiempo dejar espacios de libertad suficiente para que las universidades se desarrollen con paz, en autonomía”.


¿Cómo evitar ese desfinanciamiento por gratuidad?
“La gran discusión son los aranceles regulados: los costos de la educación van subiendo, pero el Estado no tiene capacidad de seguir ese ritmo de crecimiento. Se puede producir la paradoja de que estamos exigiendo estándares cada vez más altos de calidad a las universidades, pero no les entregamos los recursos necesarios para que financien esos aumentos de calidad. La respuesta a veces es que esos financiamientos van a venir por el lado de la investigación, pero tampoco han venido por ese lado. No ha habido un crecimiento proporcional en los recursos públicos destinados a la investigación que se haga cargo de la diferencial de calidad”.

*Fuente: El Mercurio