La depresión posparto paterna, un mal subdiagnosticado que perjudica a los hijos
Se estima que la prevalencia de depresión posparto en los hombres es alrededor de un 10%. Sin embargo, “se ha visto que cuando la mujer sufre de depresión posparto, la prevalencia en el hombre sube a entre 25% y 50%”, advierte Enrique Jadresic, psiquiatra y profesor de Psiquiatría de la Facultad de Medicina de la U. de Chile.
Uno de los problemas de esta patología son los efectos que tiene en los hijos. Los resultados preliminares de una nueva investigación revelan que la depresión de un padre durante el primer año de vida de su hijo duplica las probabilidades de que un niño tenga tres o más experiencias infantiles adversas a los 5 años.
Las experiencias infantiles adversas incluyen la disfunción familiar y el maltrato infantil y pueden tener efectos de por vida en los niños, dicen los expertos, como problemas de salud física, peor salud mental y menor rendimiento escolar.
Para llegar a esta conclusión se analizaron los datos de 1.933 díadas padre-hijo de una cohorte de nacimientos urbanos de EE.UU.
Según Francisca Decebal-Cuza, psiquiatra y académica del Diplomado de Salud Mental Perinatal de la Escuela de Obstetricia de la U. de los Andes, los resultados coinciden con la presentación clínica de la depresión en el hombre.
“Esta suele manifestarse más con sintomatología tendiente a la irritabilidad o al consumo de sustancias. Eso eleva la probabilidad de que los niños estén expuestos a ciertas situaciones adversas como la violencia de pareja, la ausencia del padre, que son aspectos que se evaluaron dentro del estudio”, precisa.
Asimismo, agrega Jadresic, “los resultados están en la línea con lo que muestran otros estudios. Por ejemplo, uno mostró que a los siete años de edad, los hijos de padres que tuvieron depresión posparto tuvieron el doble de trastornos psiquiátricos que los niños cuyos papás no la tuvieron”.
Lo que complejiza la situación es que hay un subdiagnóstico de la depresión posparto paterna, tanto en el país como a nivel internacional, dicen los especialistas.
“Está muy subdiagnosticada por dos motivos: porque desde la mayoría de los sistemas de salud no se ha implementado el screening (tamizaje) universal a padres —lo que sí se hace con las madres en Chile— y por las creencias de la masculinidad hegemónica que hacen que sea muy difícil para los hombres reconocerse como posiblemente deprimidos y consultar”, señala Francisca Pérez, psicóloga, doctora en Psicoterapia y académica de la Escuela de Psicología de la U. Adolfo Ibáñez.
Esto se suma a que “el equipo de salud tiende a pasar por alto los síntomas indicativos de depresión en los hombres, según han demostrado estudios. Esto sucede posiblemente porque los síntomas depresivos del hombre se atribuyen a factores como el cansancio o el estrés, y no se piensa en depresión”, agrega Decebal-Cuza.
Reducir el riesgo
La autora del estudio, Kristine Schmitz —médica y profesora asistente en la Escuela de Medicina Rutgers-Robert Wood Johnson (EE.UU.)—, destacó que dados los resultados de la investigación, “los padres deberían ser sometidos a pruebas de detección de la depresión y se les debería ofrecer tratamiento para su depresión, ya que esto podría reducir el riesgo de que sus hijos sufran dificultades más adelante”. Una recomendación con la que concuerdan los entrevistados.
“Yo creo que sería recomendable hacerlo, pensando justamente en la relevancia que tiene pesquisar estos cuadros de cara al pronóstico del niño y que los hombres que están deprimidos tienen peores resultados en varias esferas de la vida: mayor riesgo de tener conductas delictuales, de abuso de sustancias, de suicidio, por ejemplo”, puntualiza Decebal-Cuza.
De hecho, Pérez, también investigadora adjunta del Instituto Milenio para la Investigación de la Depresión (Midap), dirige un estudio que busca validar el uso en Chile de una escala que fue especialmente desarrollada en Italia por un equipo de la U. de Bolonia para evaluar afectividad perinatal paterna, con una versión que se aplica en la etapa prenatal y otra en la etapa posnatal.
“En general, se ha visto que la depresión posparto, tanto en mujeres como en hombres, se inicia en el embarazo. Por los efectos que puede llegar a tener, es súper importante detectarla en el embarazo, así las personas son derivadas a tratamiento de manera oportuna y uno puede prevenir los efectos de la depresión en el vínculo con el bebé”, enfatiza Pérez.
Jadresic señala que la depresión posparto “puede durar un año o más, pero con tratamiento —psicoterapia, fármacos y, a veces, terapia familiar— la mayoría de los casos responde bien a las cuatro semanas”. Por eso el llamado es a consultar pronto.
Señales de alerta
Francisca Pérez, de la U. Adolfo Ibáñez, indica que las señales de alerta para consultar pueden empezar a verse en las últimas dos semanas del embarazo. Por ello, se debería estar atento a si el padre se siente tenso, ansioso, preocupado, triste o molesto. También, si se siente presionado, estresado, irritable y está con problemas interpersonales.
Dado que es “muy común” la somatización (transformar problemas psíquicos en síntomas físicos de manera involuntaria), en cuadros de depresión masculinos se debería prestar atención al “malestar físico, como dolores de cabeza, musculares, problemas gastrointestinales y cardíacos, entre otros. También se debe estar atento a problemas con el sueño, alimentación o deseo sexual”, dice. Asimismo, otra señal de alerta es la necesidad de tomar riesgos y el deseo por consumir sustancias tales como el alcohol.
Por su parte, Francisca Decebal-Cuza, de la U. de los Andes, agrega que la población más de riesgo “son las parejas de mujeres con depresión posparto, hombres de nivel socioeconómico medio-bajo, con antecedentes de patología mental, personas en situaciones difíciles, como cesantía, y padres primerizos”.
*Fuente: El Mercurio
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