Las olas de calor no enferman únicamente al cuerpo, sino también a la mente
Además de los conocidos riesgos para la salud que tienen las olas de calor, como la deshidratación extrema y los eventos cardiovasculares, la comunidad científica está alertando sobre otra preocupación: cómo estos eventos extremos afectan los estados de ánimo y la salud mental en general.
Uno de los médicos que se han referido a este tema es el doctor estadounidense Joshua Wortzel, presidente del comité de cambio climático y salud mental de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría.
Hace pocos días, Wortzel dijo a The New York Times que “apenas en los últimos cinco años ha habido un reconocimiento real del impacto de las altas temperaturas sobre la salud mental”.
La relación es cada vez más evidente, añadió, “aunque los mecanismos y la biología básica que la explican están apenas naciendo”.
En el último tiempo varios estudios científicos han encontrado una variedad de efectos de las altas temperaturas sobre la salud mental, como asociaciones con un aumento de los suicidios, así como de los delitos violentos, agresiones y hospitalizaciones por trastornos mentales.
Un trabajo publicado en la revista PNAS, la publicación oficial de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos, halló que el calor excesivo puede exacerbar enfermedades mentales como la ansiedad, la esquizofrenia y la depresión.
Otra investigación, publicada en la revista Science of The Total Environment, concluyó que los adultos mayores y las personas con trastornos mentales preexistentes son particularmente vulnerables.
Consultados sobre por qué se produce esta relación entre calor extremo y una peor salud de la mente, médicos especialistas señalan que las explicaciones al fenómeno siguen sin estar claras, pero uno de los mecanismos que mejor lo explican es la alteración del sueño.
“Es conocido que el calor interfiere en la calidad del sueño, y a través de esta vía se empeoran múltiples síntomas de salud mental”, explica Carlos Ibáñez, jefe de la unidad de adicciones de la Clínica Psiquiátrica de la Universidad de Chile.
“Un mal dormir empeora la ansiedad y la irritabilidad. Esto ya está establecido. En el fondo, las personas podrían estar más ansiosas y más angustiadas o con más síntomas depresivos, y eso podría llevar a más consultas”, agrega Ibáñez.
Patricia Matus, epidemióloga medioambiental y académica de la Facultad de Medicina de la Universidad de los Andes, explica que otra vía tiene que ver con que aumenta el estrés corporal y, con ello, la producción de distintas hormonas que pueden afectar la salud mental.
Crisis de pánico
“A las personas que ya son ansiosas, esto puede gatillarles un trastorno llamado crisis de pánico, por ejemplo”, asegura Matus. Y añade: “Otro mecanismo son los llamados golpes de calor, que les puede pasar a personas sanas y en algunos casos pueden generar alteraciones de la realidad, como estados psicóticos”.
El doctor Wortzel comentó que también hay mecanismos indirectos a través de los cuales las altas temperaturas pueden afectar el estado de ánimo. Según explicó, durante los días muy cálidos, algunos cultivos absorben menos zinc, hierro y otros micronutrientes. Y las deficiencias de esos nutrientes pueden tener consecuencias psiquiátricas.
Matus señala que uno de los principales desafíos en relación con este tema es el tratamiento. “Es posible que muchos pacientes que ya tienen trastornos de base van a necesitar una modificación de las dosis de sus tratamientos o incluir otros tipos de terapias, según los síntomas que vayan presentando”, afirma.
Por otro lado, un estudio de la U. de Columbia (EE.UU.), publicado el mes pasado en la revista Communications Medicine, concluyó que las temperaturas elevadas y el cambio climático contribuyen al aumento del abuso de drogas y alcohol.
Tras analizar 20 años de registros de temperaturas en ese país, los autores del trabajo vieron que cuanto más altas eran estas, más crecían las visitas a los hospitales a causa del abuso de sustancias.
“Este estudio es uno de varios que resaltan vínculos potencialmente poco estudiados entre el cambio climático y la salud pública, destacando cuán extendidos están los impactos del aumento de las temperaturas en la salud”, comentó a “El Mercurio” Robbie Parks, investigador de ciencias de la salud ambiental en la U. de Columbia y líder del trabajo.
“El cambio climático debería ser un componente esencial de la política de salud pública en todos los países. No creo que sea demasiado tarde para incorporarlo, pero debería ocurrir lo antes posible (ver recuadro)”, puntualizó Parks.
La adaptación
Ante el avance inminente del cambio climático, los entrevistados hacen un llamado a los países a prepararse con medidas de adaptación para prevenir un aumento de los problemas de salud mental.
“Uno de los principales desafíos es educar a la gente para que se anticipe y sepa cuándo viene una ola de calor y cómo pueden prepararse. Esto puede disminuir la ansiedad”, opina Matus.
Aumentar las áreas verdes para entregar sombra a las poblaciones más vulnerables también será clave, según cree Ibáñez. “Las transformaciones en el aspecto urbano serán muy importantes para la salud de la población en el contexto de la crisis climática”, afirma.
Hay grupos más vulnerables frente a los efectos de las altas temperaturas en el cuerpo, entre ellos, los adultos mayores, en quienes podrían desencadenar una peor salud mental.
*Fuente: El Mercurio
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