Entre el “like” y el CV: la influencia de la huella digital
De acuerdo con la última Encuesta Nacional de Empleo, elaborada por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), la desocupación llegó al 8,8% en el trimestre mayo-julio. Es el noveno aumento consecutivo del indicador, lo que significa que la competencia por buscar un puesto de trabajo se vuelve cada vez más intensa y que quienes buscan empleo deben cuidar todos los detalles posibles para acceder a alguna de las crecientemente escasas vacantes laborales.
Vivimos en una era en la cual la tecnología impacta todos los aspectos de nuestras vidas, incluido el ámbito laboral. Uno de los desarrollos más notables de la revolución informática es la creciente importancia de la "huella digital" en todo este proceso. Las empresas ya no se basan sólo en currículos impresos y en entrevistas personales para evaluar a los candidatos. Investigar la presencia en línea de los postulantes se ha convertido ahora en un paso obligado del proceso de selección. Los reclutadores y empleadores buscan conocer más la personalidad, la ética de trabajo y la coherencia entre lo que se dice y lo que se hace en línea. Esta nueva dimensión no está exenta de desafíos y consideraciones éticas.
La "huella digital" es un arma de doble filo. Aunque puede proporcionar información valiosa sobre los candidatos, plantea dudas sobre si representa la realidad y también deja sobre la mesa cuestionamientos sobre la separación entre la vida personal y profesional. La información que compartimos en línea, a menudo, es selectiva y puede no reflejar completamente quiénes somos. Si a esto le agregamos el dilema ético que se presenta cuando consideramos el poder que tienen algunas organizaciones para recopilar y almacenar dicha información, el tema es mucho más profundo. Los empleadores deben ser prudentes para evitar la discriminación basada en la imagen obtenida a través de perfiles en línea.
Al mismo tiempo, los usuarios de redes sociales y plataformas deben tomar nota de que cada clic, cada "like", cada foto de perfil y cada comentario dejan una marca imborrable que conforma nuestra identidad digital, y que esta resulta visible para muchos. ¿Somos realmente conscientes de que esta identidad puede ser analizada y utilizada? Mientras disfrutamos de la conveniencia que supone contar con un perfil online que nos entrega resultados de búsqueda relevantes y contenidos cada vez más adaptados a nuestros gustos y preferencias, olvidamos que todas estas comodidades están respaldadas por una pequeña, pero significativa, cesión de privacidad. Encontrar un equilibrio entre la veracidad y la información que exponen las redes sociales y los valores humanos parece ser un desafío que no todos resuelven de manera satisfactoria. Lo recomendable no es ni el exceso ni el defecto, sino el sano punto medio.
"Las empresas ya no se basan sólo en currículos impresos y en entrevistas personales para evaluar a los candidatos"
*Centro de Estudios de la Comunicación (ECU) Universidad de los Andes
Escrito por Nicole Estévez
Vicedecana Económica y Administrativa
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